La decoración de esta boda fue un enclave entre lo romántico y lo moderno.

Inspirados en la arquitectura y la naturaleza, construimos un túnel de espejos en la entrada del Hotel Rosewood, en San Miguel de Allende. Imaginamos una ambientación con 11 árboles en color oro rosa, 1,200 flores iluminadas hechas de tela de marfil y alambre, además de 1,500 maceteros con flores coloridas y follaje verde, rematando con un paño impreso en motivos florales que rodeaba todo el lugar.

Los invitados pudieron sentarse en mesas de espejo de diferentes formas, embellecidas cada una con rosas, rosas japonesas, ranúnculos, hortensias, orquídeas estrella de fuego, orquídeas mariposa y candelabros de cristal con velas. Finalmente, dos metálicos adornados con flores colgaban sobre la pista de baile, un espacio donde los invitados bailaron al ritmo de Myst, Sonora Santanera y Mariachi Gama 1000.